Johe cayó de
espaldas sobre la playa de arena, su
mirada clavada en el cielo azul le permitió ver una pequeña nube que deambulaba
siguiendo el camino que de la isla lleva al continente. Simplemente levanto la
cabeza y vio al príncipe Ronin, lo vio levantarse de su trono con su porte real
y retirarse sin musitar palabra alguna, dejando a Johe en el suelo con su
corazón destrozado.
(***)
El consejo
de ancianos de la isla delibero durante dos días con sus noches, al salir la
luna por segunda vez; el más anciano de todos salió de la choza donde estaban
reunidos, dos fuertes guardias traían a Johe atado de pies y manos y lo
arrojaron a los pies del anciano y otros tantos guardias le apuntaron con sus
lanzas, amenazando con herirlo si intentaba huir.
-
“Johe” – Hablo el anciano con una voz que por su
potencia y autoridad parecía ser la de una persona mucho más joven – “Se te ha
encontrado culpable de intentar tener un amorío con el príncipe Ronin, cuyo
castigo es la muerte, sin embargo, en virtud de que has sido respetuoso con
nuestras leyes y hasta ahora has actuado como un protector y defensor de
nuestra aldea, tu vida será perdonada y tu relación será aceptada por todos si
superas tres pruebas…”
Un sonido
sordo de rumores avanzo entre la muchedumbre de la aldea que se había agolpado
alrededor de Johe en espera de la proclamación de su condena por haber buscado
un amor prohibido en su comunidad.
-
“La primera prueba que debe superar es liberar
al pueblo del ave negra de la muerte y traer ante el consejo de ancianos el
pergamino que tiene atado en una de sus patas”
Johe sabia
quela primera prueba era imposible de superar, el ave negra de la muerte solo
vuela de noche para ocultarse de los ojos de los hombres y es tan rápida como
el viento del sur, pocos son los que han podido verla, desconsolado se sentó en
la playa sabiendo que era su última noche, al día siguiente moriría.
-
“¿Porque estas tan triste Johe?” – Murmuro
frente a él, Sule el espíritu del aire al verlo tan triste.
-
“He sido condenado a muerte por amar al príncipe
Ronin” – respondió Johe a Sule – “ Y la única manera de salvarme es atrapar al
ave negra de la muerte que corre más rápido que el viento y tomar un pergamino
que está atado en una de sus patas”
Sule el espíritu del aire divago
entre las sombras y las luces, jugo a armar remolinos con la arena de la playa
mientras pensaba en la manera de ayudar a Johe.
-
“Recuerdas una época en que los malos sueños
llegaban de noche a atormentar a todos los aldeanos, al otro día todos estaban
cansados y no podían trabajar, así que una noche tu los esperaste y los
ahuyentaste con el sonido de los tambores y desde entonces todos pudieron
descansar” – replico Sule mas afirmando que preguntando.
-
“Si lo recuerdo” – Respondió Johe
-
“Ese día fuiste muy astuto y por eso te voy a
ayudar” – Dijo Sule en forma de una suave brisa que golpeaba suavemente el
pecho de Johe – “Toma un lazo y camina por todo el contorno de la playa hasta
donde encuentres los restos de un naufragio, cerca de él, enterrado en la arena encontraras un penacho
de plumas de todos los colores póntelo y caza al ave”.
Johe se seco
las lagrimas que tenía en los ojos y corrió aprisa a su choza y tomo la soga
más fuerte que tuviera, luego se encamino hacia el sur bordeando la playa lejos
de su aldea avanzada la noche encontro los restos de un barco encallado al que
el tiempo y la sal del mar se habían ido carcomiendo poco a poco.
Recordaba
haber pasado por ese segmento de playa cientos de veces y nunca había visto los
restos de ese naufragio, pero obedeciendo las instrucciones de Sule escarbo en
la arena de los alrededores y pronto encontró un cofre de madera de un tono
claro casi blanco.
El cofre no
estaba cerrado con llave ni nada parecido, en su interior encontró como Sule
había dicho un hermoso penacho adornado con plumas de todos los colores, como
si cada ave del mundo hubiese donado algo de si para hacerlo brillante y
reluciente, Johe lo tomo y lo puso sobre su cabeza, largas tiras de plumas que
parecían con vida propia cubrieron sus brazos hasta fundirse con él.
Poco a poco
Johe se convirtió en un ave de colores iridiscentes que brillaba en la noche
sin luna y descubrió que al batir sus nuevas alas podía volar y moverse más
rápido que el viento, tomo con sus pies convertidos en garras la soga que había
traído y se enrumbo al sur en busca del ave negra de la muerte.
No tardo en
hallarla, cada aleteo del ave negra esparcía polvo sucio, sus ojos rojos
iluminaban la selva virgen dándole un aspecto espectral mientras chillaba con
un estruendo agonizante, los animales se paralizaban con su simple presencia,
pero Johe convertido en ave se acerco volando de frente y sin dudarlo ataco al
ave negra en pleno vuelo.
Las dos aves
se fundieron en una guerra aérea de picotazos, garras y gorjeos, pero sumado al
poder de volar, la inteligencia de Johe y su habilidad como pescador le
permitieron enlazar rápidamente las patas del ave negra y en un par de giros enrolla
su cuerpo sujetando sus alas e impidiéndole volar.
El ave negra
se precipito vertiginosamente hacia el suelo con la mala suerte que cayó sobre
una roca y murió instantáneamente, Johe se poso suavemente al lado del ave
muerta y trato de quitarse el penacho de plumas, con lo cual volvió a ser humano
de nuevo y efectivamente encontró un
pergamino atado a las patas, lo tomo y se dirigió caminando a la aldea.
Al otro día
cuando se presento ante el consejo de ancianos llevo el pergamino aun enrollado
y aunque conto la historia del espíritu del aire, el barco naufragado y el
penacho de plumas, todo había desaparecido incluso el cuerpo del ave muerta,
por más que indagaron nadie pudo encontrar nada.
-
“El pergamino es autentico” – Dijo el anciano al
examinarlo – “Has superado bien tu primera prueba, este pergamino es un mapa de
una cueva que ahora se encuentra sumergida, debes ir allí y traer un cuchillo
ancestral de hueso que se encuentra perdido desde que nuestros antepasados colonizaran
esta isla”
Johe conocía
la leyenda del cuchillo ancestral, perteneció a los primeros pobladores cuando
el agua aun no había subido lo suficiente e inundado las cavernas que ocuparon
los colonizadores, todos los tesoros de la aldea quedaron sumergidos en un
lugar remoto y profundo al que era imposible llegar buceando sin ahogarse
primero.
Aunque la
primera prueba había sido superada la segunda prueba resultaba imposible, nadie
sabía respirar bajo el agua y por esto Johe volvió meditabundo a la playa
sabiendo que su destino era la muerte.
-
“¿Porque estas tan triste Johe?” – Murmuro
frente a él, Quor el espíritu del agua al verlo tan triste.
-
“He sido condenado a muerte por amar al príncipe
Ronin” – respondió Johe a Quor – “ Y la única manera de salvarme es recuperar
el cuchillo ancestral oculto en una cueva submarina donde habitaron los
primeros hombres de nuestra raza, la ubicación de la cueva está en este
pergamino”
Quor el espíritu del agua se balanceo
sobre la arena de la playa, dejando un rastro de espuma cada vez que iba y
venia, mientras pensaba en la manera de ayudar a Johe.
-
“Recuerdas aquella vez que quede atrapado bajo
una roca a causa y tú con tu red de pescador me liberaste usando todas tus
fuerzas casi haciendo zozobrar tu canoa” – replico Quor mas afirmando que
preguntando.
-
“Si lo recuerdo” – Respondió Johe
-
“Ese día fuiste muy valiente y por eso te voy a
ayudar” – Dijo Quor en forma de pequeñas gotas que salpicaban suavemente la
cara de Johe – “Junto a la playa encontraras una soga atada a una palmera, ata
el otro extremo a tu cintura y sumérgete
en el agua, la soga se alargara indefinidamente, cuando quieras volver a la
superficie tira dos veces de ella y se encogerá evitando que te ahogues, un pez
de color rojo te guiara y te ayudara en tu camino”.
Johe sintió
que la fortuna le sonreía y pensó que encontrar el cuchillo ancestral sería tan
fácil como fue matar a al ave negra de la muerte con la ayuda del espíritu del
aire.
-
“Pero debo advertirte” – dijo Quor – “En la
cueva existen fabulosos tesoros que alguna vez pertenecieron a tu pueblo, ahora
pertenecen a un peligroso tiburón que los cuida celosamente, no tomes nada
diferente del cuchillo ancestral o sentirás su furia”.
Johe se
levanto y vio una palma inusualmente cerca de la playa, en la cual aparecía una
soga atada firmemente, se extraño de nunca haber notado la palmera que estaba
tan cerca de su propia choza, ato el otro extremo a su cintura y se sumergió en
el mar notando como la soga se alargaba mágicamente.
Dentro del
agua vio un pez rojo de tono metálico que brillaba con luz propia, tomo el mapa
y siguió al pez nadando tan rápido como podía dirigiéndose al fondo del mar,
donde efectivamente encontró una cueva, el brillo del pez dejaba ver
incontables objetos hechos de oro y marfil, pulseras, collares, coronas y al
fondo un cuchillo de hueso corroído por el mar y cubierto de algas.
Johe nado
apresuradamente al fondo de la cueva y tomo el cuchillo atándolo a su cintura,
sentía que el aire se la acababa e iba a tirar dos veces de la cuerda para
regresar pero en ese momento vio una pulsera dorada, con incrustaciones de
piedras brillantes, la tomo solo un momento para observarla cuando un gigantesco
tiburón del tamaño de diez hombres salto de algún lugar oscuro y se devoro al
pez rojo de un solo bocado.
Johe tiro de
la cuerda dos veces y esta empezó a encogerse sacándolo rápidamente de la cueva,
sin embargo la bestia lo siguió, lo embistió y en un giro rápido rompió la
cuerda dejando al pescador desprotegido bajo el agua, entonces se lanzo a
atacarlo pero Johe de forma astuta enlazo rápidamente el extremo cortado de la
cuerda al cuchillo y lo lanzo al tiburón, clavándolo en medio de sus ojos y dándole
muerte de inmediato.
El tiburón
muerto floto hacia la superficie arrastrando a Johe quien luchaba por no
ahogarse con todas sus fuerzas, sin darse cuenta que aun llevaba en sus manos
la pulsera de oro con incrustaciones brillantes.
Llego exhausto
a la superficie y el oleaje lo arrastro a la playa, allí se desato y llevo ante
el consejo el cuchillo ancestral, aunque nadie le creyó el cuento de la palma,
el lazo mágico, el pez rojo metálico, y el tiburón acuchillado que yacía muerto
en la playa. Por más que indagaron nadie pudo encontrar nada.
-
“Hemos recuperado nuestro cuchillo ancestral” –
Dijo el anciano al recibirlo – “Has superado bien tu segunda prueba, este
cuchillo es la única arma capaz de matar a la tortuga que habita en el islote
norte y con este sacrificio calmar la ira de los malos espíritus que nos
rodean”
Se decía que
la tortuga del islote norte era la representación de la madre isla, los
aldeanos la veneraban y le hacían ofrendas por su generosidad, era una tortuga
vieja que sería fácil de atrapar y de degollar, a todas luces la tercera prueba
era sospechosamente fácil.
Así que Johe
se sentó tranquilamente en la playa sabiendo que su vida prácticamente estaría
a salvo cuando cumpliera la tercera prueba, sin embargo la duda no dejaba de
inquietarle.
-
“¿Porque estas tan pensativo Johe?” – Murmuro
detrás de él, Them el espíritu del bosque al verlo sentado en la playa.
-
“He sido condenado a muerte por amar al príncipe
Ronin” – respondió Johe a Them – “ Y puedo salvarme si mato a la vieja tortuga
que habita en el islote norte con este cuchillo, sin embargo la tortuga es un
ser bueno que no merece la muerte ya que es la parte viva de nuestra madre isla”
Them el espíritu del bosque empezó a
rodar entre los arboles haciendo susurrar las hojas mientras pensaba en la
manera de ayudar a Johe, de repente observo como en su mano llevaba la
brillante pulsera de oro con incrustaciones brillantes.
-
“¡Has robado esa pulsera de la cueva submarina!”
– Exclamo furioso Them el espíritu del bosque – “No eres más que un ladrón que
no merece vivir, la tercera prueba no es tan fácil como crees, no te voy a
ayudar” – Diciendo esto se desvaneció como el sonido de un insecto en lo profundo
del bosque.
Johe
tristemente quedo pensando que existía algo que él no había tenido en cuenta en
la prueba, reflexiono acerca de lo que debía hacer hasta que finalmente se
quedo dormido justo cuando la luna se hallaba en la parta más alta del cielo.
Al otro día
se levanto indeciso y tomo el cuchillo ancestral que ato a su cintura, se
dirigió al norte de la isla y nado hasta el islote que poseía dos árboles y
pocos arbustos, el islote no media más de tres pasos desde una orilla a la otra
y en uno de sus extremos tenía una gran piedra donde la tortuga se subía a
tomar el sol y donde los aldeanos dejaban sus ofrendas.
Allí Johe la
encontró calentándose con los primeros rayos de la mañana, inmutable ante la
presencia de su asesino, siguió como si nada mascando una hoja de un arbusto
cercano, Johe levanto el cuchillo en alto paro aun dudando si debía matarla o
no, los demás aldeanos se agolparon alrededor de la orilla de la isla a contemplar
el cumplimiento de la tercera prueba.
Una lagrima
de tristeza rodo por la mejilla de Johe antes de asestar el golpe mortal.
-
“Recuerdas aquella vez que hubo un incendio y tú
cavaste una zanja para evitar que el fuego se propagara, salvando el bosque” – dijo
Them mas afirmando que preguntando un segundo antes que la tortuga fuera
sacrificada.
-
“Si lo recuerdo” – Susurró Johe esperando que
los aldeanos no lo oyeran hablando con el espíritu del bosque.
-
“Ese día fuiste muy inteligente y por eso a
pesar de todo te voy a ayudar” – Dijo Them en forma de pequeñas esporas que
cayeron suavemente sobre el cabello de Johe – “La dificultad de esta prueba
radica en no derramar sangre inocente, ya que la tortuga no tiene la culpa de
que ames al príncipe, di al anciano qué prefieres sacrificar tu vida antes que
la de la tortuga”.
Johe se giro hacia la isla donde los aldeanos le
observaban, vio como el príncipe Ronin había sido llevado hasta allí por sus
súbditos y estaba sentado en su trono real por encima de las cabezas de los
demás. Johe levanto los brazos y grito lo más fuerte que pudo:
-
“Anciano” – Dijo – “El amor no debe ser la causa
de la crueldad, esta tortuga no debe morir para salvar un amor, prefiero
sacrificar antes mi propia vida que la de este viejo animal”
Un coro de
hurras y aplausos surgió por toda la playa, todos estaban alegres e incluso el
rostro inexpresivo del príncipe Ronin desato una leve sonrisa que Johe alcanzo
a distinguir desde la roca del islote.
-
“Has superado satisfactoriamente la tercera
prueba” – Dijo el anciano – “Has sabido actuar con astucia, valentía e
inteligencia, por esta razón has sido absuelto y tu amor puede expresarse
libremente, ya puedes venir a los brazos de tu príncipe amado”
En ese preciso
instante la tortuga que yacía apaciblemente en la roca se lanzo al agua y el
día soleado y tranquilo se transformo repentinamente en una tormenta, el mar
dormido se despertó con furia levantando altas olas entre la isla y el islote,
Johe se lanzo al agua y nado con todas sus fuerzas luchando contra el mar
embravecido hasta llegar exhausto a la orilla de la isla, entonces la tormenta
desapareció tan repentinamente como había llegado, lamentablemente el cuchillo
y la pulsera de oro con incrustaciones brillantes habían caído al agua y
desaparecido esta vez para siempre.
Johe cayó de
espaldas sobre la playa de arena, su mirada
clavada en el cielo azul le permitió ver una pequeña nube que deambulaba
siguiendo el camino que de la isla lleva al continente. Simplemente levanto la
cabeza y vio al príncipe Ronin, lo vio levantarse de su trono con su porte real
y retirarse sin musitar palabra alguna, dejando a Johe en el suelo.
Como el
naufragio o la palmera, el ave negra o el tiburón, el penacho o la cuerda
mágica, ni siquiera Johe había visto que aunque él había superado las tres
pruebas inalcanzables, el príncipe no sentía nada por Johe, por más que
indagaron nadie pudo encontrar nada.